viernes, 28 de abril de 2017




Las personas tienen perspectivas distintas acerca de la personalidad de Jesús, pero al fin y al cabo, todos creen en él como el Salvador, y le atribuyen a él, el sentido de la espiritualidad.








Para Jesús lo más importante era el bienestar de la humanidad, quería propagar el bien a toda causa, sin importarle ningún tipo de ley. Para él la ley quedó al margen. Jesús buscaba la igualdad, sanción y pureza en cada ser humano.







Todos somos iguales ante los ojos de Dios. Dios no discrimina por sexo, creencia o gustos. Para él todos somos sus hijos y quiere lo mejor para nosotros. 







Jesús nos dejó el legado más lindo de todos, que es el de compartir con los que más lo necesitan, darle la mano al oprimido y brindarle ayuda al pobre. al final de todo, todos somos hermanos y cuando morimos vamos hacia el mismo sitio. Dios nos invita a dejar a un lado la ambición.







Por último, Dios también nos deja el legado de la igualdad, fraternidad y solidaridad. El mismo le da un giro al mundo, para convertirnos en un mundo donde todos somos iguales sin importar nada. Dios lucha por la liberación de todos, por un mundo mejor.




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